domingo, 13 de septiembre de 2009

El útero que aprende a respirar


 Fertilidad en el centro de la transmisión


El camino a recorrer cuando el embarazo anhelado no llega puede ser transitado como un viaje hacia dentro. Hay paisajes internos que necesitan ser iluminados.

Hay un camino, hay una escena, hay una necesidad del reconocimiento de la escena como escena viva. Es otro lenguaje, es comprender cómo hay violencias que no son vividas como tales. Es recuperar la sonrisa interna, es el encuentro con un útero vibrante y deseoso, con óvulos que anhelan ser encontrados por el esperma que llega amoroso. Las energías que mueven los rituales, tocar para despertar al propio cuerpo. Soltar las marcas dolorosas que, como marcas anticonceptivas, reviven dolores ocultos que, al ser develados por la escena diagnóstica, empiezan a estar fuera.

Energías femeninas, energías masculinas. Necesidad de entrar al cuerpo-cueva para iluminar lo que allí hay dibujado. Dibujos vivos que respiran un dolor ancestral. Sí, una escena vivida por nuestros ancestros exige ser llevada a la conciencia, requiere de una reflexión. Es el momento de un reparimiento, es nuestro volver a nacer, a encontrarnos, animarnos a vivir desde nuestra propia naturaleza.

Este dibujo es una radiografía emocional. Cada uno al verla tendrá sus impresiones:




Una mujer que ha perdido un embarazo y no logra volver a concebir otro es la que imprime estos trazos, de acuerdo a la técnica del arte simbólico corporal. Hay una mano tapando sus genitales.

Luego de indagar en la simbología que se presenta en este dibujo, llega su interpretación.



En la misma se devela que hay un dolor, en el medio de una tragedia vivida por su madre. (En los genitales se observa el mismo color de aquellas energías emocionales vinculadas con la madre. 


Estas marcas  funcionan como anticonceptivas)Ese dolor vivido por ella en sus primeros años ha sido difícil de soportar. Queda impreso en las paredes de su cuerpo/cueva. Una escena adormecida a su conciencia. Con la pérdida de su embarazo, esta escena es tocada. Ella embarazada frente al dolor intenso de la pérdida querida. De allí en más sólo va a haber una repetición de esa marca: pérdidas; el dolor de una madre que pierde (el de la tragedia de la madre).

Poder mirar esta escena, poder comprender lo viva y activa que está hoy, da lugar a un camino de conciencia hasta lograr sacarla del cuerpo. Es ahí cuando se produce el embarazo.

Aquí la imagen de 15 días de gestación:



Esta es una nueva radiografía emocional, de acuerdo al arte simbólico corporal. Ya no hay tragedia funcionando como anticonceptiva, sino una enorme felicidad en su cuerpo de mamá.

Felicidad. No una mamá desesperada como lo fue la suya, sino una mamá agradecida de anidar en su vientre a su bebé.


El dibujo del A.S.C. muestra lo que nos quita el aire, lo que deja nuestra respiración sometida a formas que no son nuestras, lo que hay que conscientizar, para poder soltar.

En la búsqueda del embarazo, todo esto se reactualiza, quedando como escena viva dentro de nuestro cuerpo. El dibujo revela la forma del dolor. Y así como fue generado por vía energética, por la misma vía hay que soltarlo, es desde el cuerpo que somos, es desde nuestras emociones.


El útero que respira, se embaraza.


sábado, 1 de agosto de 2009

El hombre que reencuentra los rituales

Hay un templo, allí están las sacerdotisas esperando. Los hombres entran sin saber por  qué, pero algo los atrae. La mujer conduce al hombre, lo invita a que se siente, lo alumbra con una luz y lo invita a que cierre sus ojos. Son gestos, amorosidad, no hay palabras. Al cerrar sus ojos,  el hombre va sintiendo su interior, su respiración, su mente, se relaja. Imágenes, sueños, deseos… despiertan emociones dormidas. Abre sus ojos acompañado por la sacerdotisa, se ven los efectos de esta ceremonia de transformación, es evidente una energía que le hace brillar la mirada. Se despide con emoción y agradecimiento.

Cuando el hombre se encuentra con sus imágenes, sus dibujos, se reencuentra con sus vivencias históricas. En el silencio mental, conectado con su respiración, la energía de esos trazos lo toca. Emerge una historia, la propia, grabada, marcada en él. Puede palpitar con una escena que les es propia pero ajena a su conciencia. Iluminar esas circunstancias lo van acercando a sí mismo.

Desde este lugar  y con mi trabajo de investigación sobre el arte simbólico corporal, que revela un mensaje inscripto en el cuerpo de las personas, recibo a las parejas que consultan. Ahí soy una intérprete, una facilitadora que acompaña en el camino de restituir energías escindidas, con el enorme desafío de transmitirles “su verdad”. Una invitación a un viaje, al de sus sueños, sus deseos. Un viaje en el que somos acompañados por algunas comunidades originarias, los Huicholes, los Australianos, los Navajos. Y donde el gran presente es el cuerpo, el cuerpo con sus marcas. Vienen con nosotros también las piedras con su sabiduría, las llamadas “abuelas”. Y un equipaje de prácticas corporales, el reiki, la eutonía, el yoga, la danza terapia y las posturas llamadas del “chamán extático”. Y siempre viene con nosotros una invitación a la práctica del budismo zen, zazén.

Un mundo y otro mundo empiezan a encontrarse, la dualidad está en juego…

La O.M.S presentó un informe sobre la baja capacidad reproductiva en el hombre. Es poco abordado el tema, pero las marcas diagnósticas develan crónicas que viven en los cuerpos de los hombres y que dan cuenta de emociones que funcionan como anticonceptivas. 

Los originarios lo decían, con el sexo no alcanza para embarazarse. En los casos en los que la fertilidad se hace costosa, es imprescindible reflexionar sobre esta frase y poner la mirada sobre el hombre, ya que siempre se ha tratado a la mujer. Si bien el embarazo se produce en el cuerpo de la mujer, la fertilidad es un tema de pareja. Y en estas parejas hay una necesidad de iluminar sus historias. Es difícil que se comprenda que es un tema de pareja porque históricamente siempre ha sido tratado de otra forma.

Cuando la mujer deja de llevar sola la “culpa” de no embarazarse, es un alivio inmenso el que tiene, y ahí sí realmente empiezan a “emparejarse” y a emprender un camino que tiene que ver con la fertilidad.

Es un cambio de paradigma mirar qué está pasando con la fertilidad masculina. El informe de la OMS corrobora  que hay algo que está pasando y que todavía no estamos mirando lo suficiente. No parece que la energía masculina tenga un lugar en los tratamientos de fertilidad. El propio hombre desconoce el valor del semen. Cuando baja la capacidad reproductiva, cuando la calidad del semen no es la apropiada para fertilizar, es ahí donde tenemos que hacer este recorrido, porque se observa con la experiencia que sí se producen cambios en la calidad espermática cuando el hombre va recuperando internamente su masculinidad.

Jung dice que cuando hay desequilibrio entre este que somos en la realidad concreta, y aquel otro que vive atravesado por los siglos con sus sueños, deseos, visiones, fantasías, más a la defensiva estamos. Muchas veces los hombres se resisten a las prácticas que los  llevan a escucharse, cuando ellos son los más necesitados. Su costado femenino está dormido y su masculinidad queda en una emboscada.

Sus historias dan cuenta de violencias padecidas, descalificaciones, muchas veces ocupando un segundo lugar, y sus madres apareciendo en posiciones de víctimas. Y esto se reproduce en sus parejas, sus mujeres padecen el no embarazo mes tras mes. Ellos no pueden evitar la repetición de esa escena. Esa marca los lleva sin saberlo, a buscar parejas que reproducen la misma escena. Al estar depositado en la mujer, el tema queda tapado para ellos.


Esta es la imagen de un hombre que consulta por fertilidad:




En su pintura diagnóstica aparece esta escena. Asombra una presencia femenina que lo abarca. Esta escena va develando algo que está  inscripto en su cuerpo pero no en su conciencia. Es la presencia del sufrimiento de su madre, quien padeció muchas pérdidas de embarazos, y a quien la fertilidad marcó con mucho dolor.


Como vemos en este dibujo, su potencia masculina queda entrampada en el cuerpo de la madre.

Este hombre no sabe que tiene la marca del sufrimiento por los problemas sufridos por la madre, esto se revela a través del dibujo.

La marca es el motor de sus acciones, no puede más que repetir. Se va a encontrar, sin saber por qué, con la misma escena siempre. Al encontrar a su mujer, cuando deciden que quieren tener hijos, comienza todo un derrotero porque empiezan a revelarse una cantidad de problemas físicos que lo dejan exactamente en la misma posición. Él solo puede acompañar a su mujer en su dolor, en la misma posición que lo marcó frente a su madre.

Su desesperación es vivida a través de las lágrimas de su mujer, tal como fue vivida en la depresión que le quedó a la madre por las lágrimas vertidas por su propia infertilidad.

Cuando el dibujo le muestra esas marcas le resulta asombroso que aquella situación vivida tantos años atrás tenga esa presencia en su vida hoy. A partir de aquí emprende el camino de transformación para recuperar su propio cuerpo, su energía masculina. El tener la imagen de la escena que lo marca ya es empezar a sacar esa escena de su cuerpo. Ya a partir de aquí la posición no va a ser la misma, ya no es quedarse mirando el dolor de una mujer, la madre, su esposa, sino ocuparse de su propio cuerpo, de su propia energía.

Aquí vemos otras imágenes del arte simbólico corporal de hombres que consultan por temas de fertilidad:


Encuentros donde el relato se dibuja, la palabra la tiene el trazo. Trazo que dice. Hay mil palabras en el discurso de cada persona al llegar, y una sola imagen, una pintura que devela esa voz que, al ser escuchada, toca la emoción.



El camino del hombre para recuperar su energía masculina…

Al producirse la movilidad de la escena en un hombre, cuando sus marcas empiezan a estar fuera del cuerpo, se produce un cambio en la calidad espermática. Pero no es solo eso, sino que hay un cambio en la actitud, un cambio en la energía masculina.

Hay  una práctica llamada del chamán extático, es una forma corporal antigua que al ser vivida por el hombre de hoy acompaña en la restitución de energías que están bloqueadas. Veamos un ejemplo:


Energía espiritual en la potencia reproductiva masculina, “el que tiene la capacidad de hacer el ritual a la orilla del mar para la abundancia de peces”.
Es la imagen de un ritual de fertilidad practicado en Centroamérica. Al cambiar la postura corporal, se transforma la postura interna. Es el inicio de un viaje hacia la recuperación de la energía masculina, donde ponemos en práctica mucho del conocimiento de los pueblos originarios.


lunes, 13 de julio de 2009

Imagen, cuerpo, símbolo
Un acercamiento a la investigación de Marta Pechman sobre la Imagen Simbólica Corporal


Celia Güichal ha sido mi colaboradora y amiga, la persona que más cerca ha estado durante un larga etapa en el curso de mi investigación. Mi reconocimiento por la pasión, por la energía, siempre empujando hacia adelante. He aquí su mirada acerca de mi trabajo en un texto de 2003.



Imagen de la película Primavera, verano, otoño, invierno y otra vez primavera


La investigación de Marta Pechman en torno a la Imagen Simbólica Corporal está en permanente desarrollo y evolución. Reconociendo este movimiento propio del tema, no centraré mis esfuerzos en intentar dar cuenta de una totalidad, sino que lo abordaré desde aquellos aspectos del trabajo con los que he tenido mayor contacto, y desde los intensos interrogantes que me ha despertado.

Me interesa, sobre todo, transmitir la certeza -que tuve desde el primer acercamiento al trabajo- de estar frente a una investigación de una asombrosa originalidad, un verdadero descubrimiento de consecuencias quizás hasta intolerables para muchos (la ciencia, igual que el cuerpo, tiene sus rigideces). Quizás este sea un texto de interrogantes, y con eso me sentiría satisfecha, ya que esta investigación despierta, ante todo, esa profunda conmoción de hallarse frente a un conocimiento vivo.

Aunque intentara realizar una descripción exhaustiva del trabajo de Marta, el texto siempre se encontraría a muchos pasos atrás, por eso me circunscribiré a las fuentes directas a las que he tenido acceso: las charlas sistemáticas que mantuvimos durante el período de octubre de 1998 a marzo de 1999 sobre su trabajo, las conversaciones esporádicas que hemos tenido sobre los avances de su investigación desde entonces.

Estar frente a un conocimiento vivo significa, ante todo, que no se puede acceder a ese conocimiento sin ser tocado, o mejor dicho, transformado. Cuanto más se ahonda en él, más profunda es la transformación. Se trata del movimiento interno imprescindible para comprender. Por eso, para ser consecuente con lo que Marta me ha podido transmitir y lo que yo he logrado escuchar, desearía poder escribir este texto desde el cuerpo. Si mi cuerpo escribe, entonces será un trabajo honesto.





Dibujo realizado a través de la técnica del ASC


El dibujo

Si uno dibuja mediante esta técnica, aunque a primera vista parezcan trazos azarosos, cada línea tiene un sentido. En estos trazos no hay azar. Se ha dibujado la imagen simbólica del propio cuerpo .

Descifrar esa imagen y trabajar terapéuticamente a partir de ella como herramienta diagnóstica es la tarea a la que Marta se ha dedicado en los últimos 25 años.

La analogía más potente para describir lo que muestra ese dibujo es la radiografía. Una radiografía de la vivencia íntima del propio cuerpo. Algo que uno vive tan ceñidamente, que no llega a registrar.

En este dibujo, nunca hay una sola persona, siempre hay más, y esas figuras forman una escena. Esa es la escena vivida y repetida, siempre. Porque así es vivido el cuerpo. Hay allí una escena de sufrimiento.

En esa escena quien dibuja aparece como un niño, una niña. Es una escena de violencia. Cierta violencia ha sido ejercida sobre uno. El hecho de dibujarla como nuestro cuerpo demuestra que esa violencia no ha quedado en el pasado, sino que es vivida y reactualizada, cada día.
La vivencia de nuestro propio cuerpo en el presente es la de la inmersión en esa escena dolorosa, desde la cual nuestra mirada, nuestra comprensión y nuestra posibilidad de actuar no son los del adulto que aparentemente somos, sino los de un niño.

Interpretamos una escena que ha quedado congelada. Bloqueada a la conciencia
El dibujo es un diagnóstico porque devela con precisión el origen del sufrimiento de la persona y también el camino que debe recorrer. Se comprueba que todo lo que la persona sufre proviene de estar operando energéticamente desde la situación que revela el dibujo.

En determinado momento eso se despeja. Ese cambio se observará en la persona y también en el dibujo. No es exactamente que el dibujo cambie, sino que se profundiza. “Son como las capas de una cebolla”, explica Marta, se despeja un conflicto y debajo aparece una capa más profunda.

¿Qué significa que el conflicto se limpie? Básicamente, que la persona ya no opera energéticamente desde ese lugar. Esto se comprueba porque comienzan a aparecer otro tipo de problemáticas. Temas que ya no remiten al primer diagnóstico. Es el momento de volver a dibujar.




Imagen de la película 
Primavera, verano, otoño, invierno y otra vez primavera

Aquí aparece la energía, no es posible hablar en otros términos. Marta ha tenido mucho cuidado con respecto al lenguaje , porque el término energía ha sido muy bastardeado desde una innumerable cantidad de textos y voces. Pero su conclusión es que no es posible hablar de cierta cualidad del Arte Simbólico Corporal sin hacer referencia a la energía.


“Yo no veo el conflicto psicológico –dice Marta-, yo veo que en el cuerpo, energéticamente, el conflicto está como si recién hubiera sucedido, han habido muchas palabras pero eso está ahí. Mucha racionalización del tema, pero la problemática está intacta”.

Hay algo que nunca ha sido tocado. Tocar eso es lo que permite que se vaya despejando el dibujo. “Esto de da sentido a mi trabajo”, dice, simplemente, Marta.


La palabra, el cuerpo

Tocar lo intocado. ¿Qué es el trabajo corporal? ¿Qué es el cuerpo? Esa pregunta aparece una y otra vez mientras leo y reflexiono sobre las conversaciones que mantuve con Marta. También es la pregunta que reaparece en esas charlas, cada vez con una respuesta nueva, cada vez la misma pregunta pero diferente. Hasta que un día Marta me dijo: “somos cuevas”, pero eso fue mucho después, y ahora, así dicho, es también como un jeroglífico.

Entiendo que se trabaja sobre una escisión tajante que nos marca como individuos y como seres culturales, es el trabajo de volver a integrar la palabra con su fuente original, el cuerpo.


Mapa


Hay una conexión con un nivel de la mente que tiene registro completo o absoluto del cuerpo y que además tiene capacidad de expresión -y representación- propia: se expresa en un lenguaje gráfico-simbólico.

Podemos pensar: el dibujo del Arte Simbolico Corporal es un mapa.
Entonces, el dibujo indica un camino, la ruta de viaje.

La escucha

¿Qué se hace con el dibujo?


La persona recibe la interpretación de su dibujo, su imagen simbólica corporal, una radiografía. ¿Qué hacer con ese conocimiento? ¿Es ya conocimiento?


Es posible pensar que aún no lo es: esa escena debe ser comprendida como la vivencia íntima y cotidiana. No hay nada más importante, dice Marta. Entender con el cuerpo esa escena que nos comunica una parte nuestra, una parte que sabe.
 




Dibujo realizado a través de la técnica del ASC

Estoy frente a un jeroglífico

¿Cuánto es posible escuchar de lo que se nos dice? Uno dibuja lo que está preparado para ver. Sin embargo, escuchar, comprender, puede llevar tiempo. Esto dependerá de la persona. Hay un nivel de la comprensión que es una práctica. Al empezar a ver cómo opera el dibujo en uno debe haber una puesta en práctica. O mejor dicho: un poner el cuerpo. Esto es en todos los casos. Porque el dibujo muestra la escena que oprime y también el modo de elaborarla, la posible salida. Escuchar la devolución del dibujo son las indicaciones para aprender a sacarse la flecha.

El grabador está encendido, Marta está frente al dibujo, con lápices de colores y hojas de calcar. Hay algo de arqueóloga en su actitud. Pone la hoja sobre el dibujo, empieza a hacer marcas, se escucha la birome con fuerza sobre el papel. Como si estuviera desenterrando restos antiguos, rodeándolos con golpecitos de espátula, cepillando la tierra alrededor, hasta que se revela el esqueleto, cuidando de no desarmar la figura que aparece, registrando cada capa atravesada para llegar al hallazgo porque sabe que luego le brindará valiosa información.

Tiempo e iniciación

Dibujo una escena con muchas personas, dibujo símbolos. En esa escena hay una niña. Soy yo a los 5 años. Esa es la escena que interpreto en mi vida. Siempre. ¿Entonces cuál es mi edad? ¿Cuál es la edad de mi cuerpo? ¿Yo soy esa niña o soy todos los personajes? ¿Qué es mi cuerpo?



¿Qué es el cuerpo?
Un adulto, todos los adultos, viven su cuerpo como el de un niño, con la emoción muda del niño que no puede hacer nada frente al miedo y el sufrimiento. Desde este dilema que presenta el dibujo (somos adultos con el cuerpo simbólico de un niño) cobran un renovado sentido los ritos iniciáticos de todas las culturas no-modernas.


Imagen, percepción y movimiento


Lo que ella hace sobre el papel anticipa el movimiento que yo debo hacer en mi propio cuerpo.
En un viaje a Perú tuve una experiencia que me ayudó a comprender lo que significaba que en un momento se armaba la escena completa del dibujo, transformándose en certeza. Estaba recorriendo una zona de los alrededores de Cuzco, donde había ruinas de la civilización incaica. El guía tenía cierta propensión a buscar símbolos entre las piedras, además de relatarnos la historia del lugar y el sentido de esas construcciones. Siempre nos señalaba serpientes, pumas y otros animales que los Incas esculpían en la piedra, figuras que hubieran pasado desapercibidas si no las hacía notar porque el tiempo había horadado la piedra hasta hacerlas casi imperceptibles. Hice propia la curiosidad de este guía y empecé a dedicarle especial atención a los símbolos que encontraba. En un momento, bajé a una pequeña entrada en la piedra que formaba una pequeña cueva y vi algo en una de las paredes de la apertura. Lo miré un rato, al principio sólo veía que se formaba algo circular, que había distintas protuberancias salientes en la piedra ya gastada por el tiempo, al rato me pareció ver la cabeza de un animal y una cola, después ya había distinguido un animal claramente y trataba de corroborar si las otras zonas salientes de la piedra formaban más figuras, siguiendo pequeños indicios, hasta que de pronto vi que eran tres figuras, y que formaban un conjunto, interrelacionados entre los tres. Después de eso, aunque desviara la vista, ya no perdía a ninguna de las figuras y la escena integrada por los tres animales se había formado con absoluta claridad.






Dibujo realizado a través de la técnica del ASC

Cuando ocurrió eso, inmediatamente pensé en la percepción de la escena que hace Marta. Se me ocurrió que debía experimentar algo así. Algo similar a esos cuadros hechos de pequeñísimos puntos negros, donde primero vemos solamente puntos, hasta que empezamos a sospechar una forma, y de pronto la vemos, ahí está, se ve la figura definida, certera. La impresión también es similar a un cuadro cubista, que de algún modo integra en un plano la figura y el fondo.
Por eso Marta dice “al principio siempre es raro”, refiriéndose al momento en el que empieza a interpretar el dibujo. Como cuando nuestra percepción se enfrenta a algo aparentemente sin forma, pero, al saber que allí hay una imagen coherente, hacemos un esfuerzo por ver, por encontrarle un sentido a esas líneas, seguimos indicios acá y allá, detectamos un detalle, hacemos hipótesis visuales, diferenciamos figura y fondo, hasta que, de pronto, se percibe la globalidad, se arma la imagen.

A través del tiempo, la técnica de interpretación del dibujo se hizo cada vez más sutil. En determinado momento, Marta empezó a percibir en su cuerpo la emoción que se desprende de los símbolos del dibujo. Más adelante, sostuvo la hipótesis de que las figuras que aparecen en estas escenas son arquetipos. Desde las observaciones de Jung sobre los arquetipos se puede entender esa emoción que se desprende del dibujo. Jung dice acerca de la forma en que aparecen los arquetipos en la conciencia práctica: “son al mismo tiempo imágenes y emociones. Se puede hablar de un arquetipo sólo cuando estos dos aspectos son simultáneos. Cuando meramente se tiene la imagen, entonces es sólo una imagen oral de escasa importancia. Pero al estar cargada de emoción, la imagen gana luminosidad (o energía psíquica); se hace dinámica, y de ella han de salir consecuencias de alguna clase. Me doy cuenta –agrega Jung- de que es difícil captar este concepto, porque estoy tratando de emplear palabras para describir algo cuya verdadera naturaleza lo hace incapaz de definición exacta. Pero, puesto que hay mucha gente que se empeña en considerar los arquetipos como si fueran parte de un sistema mecánico que se puede aprender de memoria, es esencial insistir en que no son meros nombres ni aún conceptos filosóficos. Son trozos de la vida misma, imágenes que están íntegramente unidas al individuo vivo por el puente de las emociones” (Jung; 1992: 94).



Me pregunto qué resulta más asombroso, ¿el hecho de que Marta registre en su cuerpo la emoción de la persona que se ha dibujado o que la persona que se ha dibujado no registre su propia emoción contenida, intacta?


El origen
Un psiquiatra, colega de Pichón Riviere, le presentó la técnica del dibujo a Marta, considerando que sería la persona indicada para utilizarlo, dada su especialización en el trabajo corporal. Le comentó que Pichón Riviere lo había utilizado para detectar brotes psicóticos en sus pacientes del hospital Borda, los miraba y los tiraba luego de ver ciertos indicios que le indicaban que el paciente estaba por tener un brote. No lo usó para otros casos ni realizó un desarrollo teórico sobre el tema. Al principio, Marta simplemente tomaba el dibujo y lo guardaba. Luego empezó a interpretarlo desde la teoría vincular de Pichón Riviere. Encontró que esta teoría era aplicable para lo que empezaba a encontrar en el dibujo. En ese dibujo no aparecía solo el cuerpo de la persona sino toda la familia, entendió que en ese diagnóstico hallaba aquello que Pichón denomina el núcleo patogenético. En esa primera etapa todo era interpretado desde la teoría vincular.
La primera presentación pública del dibujo fue en el 2do Encuentro para profesionales del cuerpo y la salud, realizadas en el Centro Cultural San Martín. Allí presentó un caso y basó sus observaciones en las teorías de Pichón Riviere y Francois Doltó. En ese tiempo se refería al inconsciente corporal, sostenía que existe un conflicto corporal inconsciente, del cual no se tiene registro pero que “te hace actuar todo el tiempo”.


Pintura realizada a través de la técnica del ASC


La interpretación

Quien apende un idioma en un país extranjero, primero se está inmerso en sonidos continuos, con tonos, sin diferenciación. Sólo se tiene la certeza de que es un lenguaje y de que es comprensible. Hasta que se empiezan a reconocer palabras articuladas, aunque aún no se comprenda aún su significado. El aprendizaje es un proceso, pero la comprensión es súbita. De pronto, se habla. En cierto sentido, ese fue el comienzo de la experiencia de Marta con su investigación. Sabía que allí había algo significativo. Una gran intuición de investigadora la llevó a insistir en este dibujo. La técnica mediante la cual se llega a esta imagen es el fruto de la dedicación de más de 20 años de investigación. Ha sido un aprendizaje que podría caracterizarse como de tipo indiciario.
El proceso de interpretación del dibujo se fue afinando cada vez más. Las teorías fueron herramientas útiles de interpretación, pero el dibujo siempre excedió esa teoría. Marta ha desarrollado una capacidad de percepción muy fina para el desciframiento del dibujo a través de los años. Muchos profesionales (médicos, psicólogos, terapeutas corporales y otros trabajadores de la salud mental) le han solicitado la técnica para poder aplicarla. Y aquí siempre se presenta el problema de la transmisión. El problema central es que se enfrentan dos modelos epistemológicos que conllevan dos tipos de aprendizaje distintos. La interpretación del dibujo, como señalé más arriba, es un saber indiciario, y por lo tanto, no codificable, pierde toda su potencia, se empobrece al intentar formalizarse.
Durante ese tiempo ha habido avances enormes que afectaron directamente la concepción de ella sobre lo que devela el dibujo. Es una larga investigación que ha pasado por el hallazgo de esa imagen, la certeza de que allí había valor, la evolución de su desciframiento y su utilización como herramienta diagnóstica, hasta poder “contarla en movimiento”, llegando finalmente a la noción de Arte Simbólico Corporal.
Podemos ver que el modo de nombrar a esta forma de diagnóstico y de la terapia que conlleva se ha modificado, acompañando este proceso. Un recorrido que va desde la violencia familiar en el cuerpo, el diagnóstico de la imagen inconsciente corporal (ICI), el arte simbólico corporal, hasta llegar a su nombre actual, que parece ser el definitivo: l
Al modificarse el nombre de la terapia, no se elimina el anterior, se puede decir que el cambio implica un círculo más amplio, que abarca –abraza- al anterior y amplía los límites de sus respuestas y también de sus preguntas.

Lenguaje

La devolución del diagnóstico es uno de los trabajos a los que se ha abocado Marta en los últimos años. La transmisión. Un problema muy antiguo. ¿Cómo es el lenguaje usado por Marta para transmitir la escena del dibujo? Me arriesgo a decir que es un lenguaje visual y narrativo. Ella se refiere a los conflictos en términos de imágenes, con metáforas visuales y también con narraciones. Del dibujo se desprende una narración. Es un lenguaje que se desprende de la propia la simbología corporal.
Creo que la devolución de la interpretación del dibujo continuará evolucionando hasta tomar el lenguaje propio del dibujo. En ese momento, el círculo del dibujo, la interpretación, la transmisión y la escucha se cerrará.

Arte textil paracas


Los símbolos


Podemos avanzar más: en ese dibujo aparecen símbolos. Mejor dicho, toda la imagen es una imagen simbólica.
Comienzo por un aspecto de la dimensión simbólica del dibujo, quizás por lo más sencillo de enunciar: en esta imagen se presentan determinados símbolos que se repiten en todos los dibujos. Podemos nombrar algunos: el duelo, el embarazo, los accidentes corporales. El modo de representar gráficamente estas experiencias es el mismo en todas las personas. (Una mujer puede dibujar su propio embarazo mediante un símbolo -que se repetirá en todos los casos-, aún sin conocer su estado. Todos simbolizamos duelos no resueltos con el mismo símbolo...).
La dimensión simbólica del dibujo no queda clausurada en estos mínimos datos, ya que la misma escena que se halla en el dibujo es considerada como un arquetipo. Pero no avanzaré más sobre los aspectos simbólicos del dibujo, ya que esa es la dirección hacia la cual se ha abocado la investigación en el último año y medio y cualquier cosa que pueda comentar al respecto serán conjeturas y mínimos datos desactualizados. Simplemente destacaré que la investigación ha derivado ahora en hallazgos de símbolos comunes entre el dibujo del Arte simbólico Corporal y las primeras manifestaciones artísticas del hombre: las pinturas rupestres y las representaciones de varias culturas aborígenes.


También es imprescindible decir que el vínculo del arte Simbólico Corporal con el arte de los primeros hombres no excluye la dimensión de lo sagrado. Por el contrario: nada puede entenderse sin entrar en este terreno.

Esto nos habla de una continuidad mucho más profunda de la que se suele suponer entre el hombre originario y el hombre “civilizado”. También devela la actualidad y continuidad de aquellas antiguas problemáticas del hombre, cuestiones que, aunque aparentemente ausentes de la vida, y poco -o marginalmente- tematizadas como problemas, son vitales. El cuerpo, enmudecido, lo escribe en sus símbolos. Pero no escuchamos.

Curación

¿Por qué son tan efectivos sus tratamientos? Primero: porque va al núcleo. No hay pérdida de tiempo. A través del dibujo no sólo también se tiene una absoluta certeza sobre cómo debe ser el eje del tratamiento.
El proceso terapéutico con el Arte Simbólica Corporal no puede codificarse. No es posible enumerar pasos consecutivos que conducirán a un resultado garantizado. Sin embargo, siempre hay desciframiento, transmisión y acompañamiento. Se descifra el dibujo, se transmite eso, y quizás esto describa todo, porque el tratamiento es ver el dibujo. Ver en un sentido muy distinto al de ver con los ojos. Ver con el cuerpo. Es una transmutación.

Y está el acompañamiento durante el largo tiempo que lleva este ver. En ese acompañar, parte del arte de Marta es despertar el coraje y la conciencia en uno para encontrarse con la propia naturaleza.
El método de transmisión de Marta tiene mucho que ver con los maestros zen. Abrazar los opuestos. Por ese motivo nos es posible sistematizarlo.
Algo en la persona se va fortaleciendo. No es una fuerza como la del músculo, es, quizás, como la de la confianza. Una confianza en algo de uno mismo que se empieza a intuir, algo en uno que no es de uno, como podría ser cualquier objeto de propiedad privada. Por eso debe manifestarse.
Se podría considerar como una iniciación, en un sentido antiguo, olvidado, del término.

La pedagogía: también se puede decir que Marta enseña. Le enseña a las personas a vivir. No en el sentido normativo, de inculcar valores externos (en todo caso, pone en primer plano el valor de la escucha de uno mismo). Enseña un modo de estar en el tiempo, en la vida, un modo de estar y escuchar el mundo que nos rodea, un modo de acercarse a ese centro que es el sentido vital. Eso implica un cambio que puede significar una verdadera revolución en la propia vida.
Cómo vivir. Hay un saber sobre cómo vivir que hemos enterrado, aniquilado, lo abolimos cotidianamente. No sabemos nada. La pobreza de nuestra experiencia, de eso escribió Benjamin hace 50 años.
En el mismo proceso de comprender la escena de uno (una comprensión que implica ver cómo opera cotidianamente en nuestra vida y aprender a soltarla), de atravesar el miedo terrible que produce vivir la vida fuera de los esquemas de esa escena, se aprende algo más. Algo sobre la vida. Es como recibir un valioso tesoro. Recibir algo que se tiene.


Bibliografía:
Arnheim, Rudolf, El pensamiento visual, Eudeba, Buenos Aires, 1985.
Deshimaru, Taisen, La práctica del zen, Ed. Iberoamericana Argentina, Buenos Aires, 1994.
Ginzburg, Carlo, Señales, raíces de un paradigma indiciario, en Aldo Gargani (cd.): Crisis de la razón, México, Siglo XXI, 1983.
Jung, Carl Gustav, Arquetipos e inconsciente colectivo, Paidós, Barcelona, 1970.


martes, 7 de julio de 2009

Diálogo con Juan Manuel Estrada Jiménez



En diálogo con el Psicólogo e Investigador Colombiano Juan Manuel Estrada Jiménez surgieron temas y reflexiones que quiero compartir con ustedes. Su mirada cálida y a la vez profunda constituye un valioso aporte.

Fotografía de Edward Curtis


J.M.E.J:
Son esas formas sin contenido, esas estructuras, esas formas paradigmáticas que Jung llama arquetipos, los grandes "conectores" de la especie humana. Tanto en los sueños como en los dibujos, tanto en las cavernas del remoto mundo como en los dibujos de los niños... aparecen los arquetipos para revelar núcleos de significado particulares a través de formas simbólicas.
Según una gran filósofa y terapeuta de Buenos Aires, Argentina, cada persona lleva un sello simbólico, una especie de marca que, cuando emerge desde el dibujo y se va integrando a la conciencia, pues genera efectos terapéuticos maravillosos. Marta, es la filósofa a la que me refiero y para la cual pido a Dios una larga y prodigiosa existencia. Creo que tenemos muchos puntos en común.

M.P:

Creo que sí, que hay una memoria energética corporal en la que se guardan la magia y la maravilla de esas culturas arcaicas que conforman el santoral de la ancestralidad latinoamericana, que también hay una memoria de toda esa violencia de nuestros ancestros y de nuestra propia violencia a lo largo de nuestra vida.

J.M.E.J:

En todo caso veamos como los Toltecas decían que por medio de la recapitulación cada persona estaba en posibilidad de aprender a ver y a leer esas memorias, a recuperarlas, e incluso dicen que un maestro en el arte del acecho puede llegar a ver en el pasado de los otros. Los indígenas del Putumayo, República de Colombia, afirman que el Yagé es el libro del conocimiento, y que en este libro los seres humanos pueden leerse los unos a los otros.


J.M.E.J:

Yo conocí a un chamán del Putumayo que leyó en mi tantas y diversas cosas que me ahorró por lo menos diez años de psicoanálisis con las cosas que me llevó a vivir a su lado, y digo esto porque creo que en esas sabidurías primitivas, arcaicas y salvajes está el porvenir de lo humano, pues (como bien enseña Cassirer) el mito sistematiza el ritual y el ritual organiza las emociones, y en todo este resurgimiento de la devoción por lo ritual y lo ancestral en el que supera la humanidad los valores de la ilustración y el enciclopedismo puede esperarse una reorganización de la raza humana.

El cuerpo es el vehículo del hombre. El hombre es una encarnación de la cultura. La cultura, de acuerdo con Kroeber, es una configuración simbólica, ideológica y axiológica del impulso vital del hombre (parafraseando a Bergson), de los deseos profundos del alma.


M.P: 

En esta búsqueda de conocer cómo viven los rituales ancestrales en la vida moderna, quizás al conocerlos y reconocerlos estemos dando un paso... En el cruce de la vida personal con el conocimiento milenario. Logrando integrar algo que sí sucede en el interior de nuestros cuerpos... ¿Cómo podríamos decir?, ¿en el interior de nuestros cuerpos cavernas?
Y en sus formas dibujadas mediante la técnica del Arte Simbólico Corporal que dan cuenta en cientos de casos, que hay certeza, que es así. Dibuja el chaman en la cueva... ¿Dibuja la energía en el interior de nuestro cuerpo-caverna? Será ésta la relación entre la sabiduría milenaria y la nuestra?

J.M.E.J:
Sobre esas preguntas que planteas te animo a que fundes una verdadera línea de investigación, pues imposible contestarlas a plenitud en tan breve espacio, pero es ampliamente conocida la equiparación entre el cuerpo y la caverna que se puede leer en la Antropología Estructural de Levi-Strauss y en Mircea Eliade a lo largo de diversos libros. Sin duda ese cuerpo caverna recoge marcas energéticas a lo largo de la vida. Creo que cada experiencia es una marca, una huella que deja el Cosmos en el microcosmos, y que el Arte Simbólico Corporal es una entre muchas técnicas que pueden ayudar a integrar esas marcas en símbolos vivos que emergen de la persona para sanarla. El chamán puede ser un dibujante, pero creo que fundamentalmente es un lector de esas marcas, un lector especializado que genera acciones y ayuda a generar acciones en el proceso de ayudar a la persona a dar el salto de la heteronomía a la autonomía, el chamán es ese lector que nos enseña a leer lo dado en lugar de leer lo interpretado, para decirlo en términos de Hegel (para que veas que no me da miedo mezclar lo brujo con lo filósofo).




Prof. Juan Manuel Estrada Jiménez
Psicólogo Colombiano, Magister en Psicología dentro de la línea de investigación en estudios clínicos. Se dedica a la investigacion en el campo antropológico-filosófico e histórico-religioso, así como al análisis junguiano y existencial. Como escritor he realizado publicaciones en diversas revistas y dos libros: "La familia y el cosmos" y "La globalización y su impacto en la cultura organizacional".

martes, 10 de febrero de 2009

Manuel Estrada sobre el Arte Simbólico Corporal


Algunas frases de Juan Manuel Estrada sobre las pinturas del Arte Simbólico Corporal: 

"Mi mirada pensada un poco lentamente es que en términos lingüísticos esos dibujos parecen frases iniciadas, oraciones apenas llegadas a los labios, pasajes breves de un relato más extenso.


Podría decir que hay en ellas un cierto impresionismo, un surrealismo para decirlo de alguna manera.

De todas maneras quiero resaltar algo, y es el sentido medicinal con el que fueron creados. Y es allí donde radica su misterio y su interés, podrían ser fruto de una visita al reino energético, al reino de los seres inorgánicos del que nos habla Castañeda... quién sabe..."